Bienvenidos a Sevilla Escondida
Bienvenidos a Sevilla Escondida
Sevilla se descubre a golpe de paseo. No hace falta buscarla, porque se deja encontrar: en la sombra fresca de un naranjo, en la piedra gastada por el roce de tantas manos, en un balcón que se asoma tímido sobre una calle estrecha.
No son los grandes monumentos los que me han traído aquí, sino esos rincones que no necesitan cartel para contar su historia.
No es una guía, ni un mapa, ni pretende serlo. Son miradas, momentos y detalles que quizá pasen desapercibidos… hasta que alguien te los señala.
No esperes aquí listas de precios ni rutas marcadas. Prefiero perderme —y que te pierdas conmigo— por el casco antiguo, desviarnos hacia un patio abierto de repente, o asomarnos a una iglesia que apenas sale en las postales.
Alguna vez nos alejaremos un poco, para visitar un convento, un taller o un jardín donde también vive Sevilla.
Si te apetece pasear sin prisa, quedarte en una esquina observando y escuchar lo que la ciudad susurra, este es tu sitio.
Porque hay muchas Sevillas, y esta es la que se descubre cuando dejamos que ella misma nos guíe.
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